Dedicación detrás de cada detalle

Nuestro Equipo, Nuestra FaMilia

Somos una familia unida por el amor a la tierra y la tradición. Cada miembro aporta su pasión, dedicación y conocimiento para preservar la esencia de nuestros viñedos y cafetales, creando experiencias únicas que reflejan nuestro compromiso con la calidad y el respeto por la naturaleza.

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    NUESTRA MISIÓN

    En Finca Marañuela trabajamos por un futuro donde cada viñedo, cada planta de café, cada hectárea cultivada, devuelva más vida de la que toma.

    Creemos que es posible producir alimentos y vinos excepcionales mientras restauramos ecosistemas, preservamos tradiciones ancestrales y creamos modelos replicables de sostenibilidad real.

    Aspiramos a demostrar que la agricultura puede ser un acto de regeneración profunda: del suelo, de la biodiversidad, de las comunidades y de las personas que eligen trabajar en armonía con la naturaleza.

    Cada botella de vino natural, cada grano de café cultivado bajo sombra, cada visita a nuestra finca es una pequeña prueba de que otro camino es posible.

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    NUESTRA VISIÓN

    Esta causa no es solo nuestra. Es de cada viticultor que rechaza químicos innecesarios, de cada visitante que elige experiencias auténticas sobre turismo masivo, de cada persona que cree que el futuro de la alimentación debe estar enraizado en el respeto por la tierra.

    Invitamos a agricultores, productores, visitantes y comunidades a unirse a esta visión: demostrar que es posible cultivar de manera que la tierra quede mejor de como la encontramos.

    Sabemos que no veremos el final de este camino. La regeneración real toma décadas, generaciones. Pero cada cosecha, cada decisión de no intervenir innecesariamente, cada nuevo productor que adopta prácticas regenerativas es un paso hacia ese futuro.

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    NUESTROS VALORES

    Finca Marañuela es solo un ejemplo pequeño. Nuestra verdadera ambición es inspirar a miles de fincas, en Canarias y en el mundo, a seguir este camino.

    La tierra que cuidamos hoy es el legado que dejaremos el día de mañana.

    Finca Marañuela, Valle de La Orotava, Tenerife.
    Vinos naturales desde 1972. Agricultura regenerativa desde siempre.

Los Fundadores

Felipe García González

Si ustedes van a La Perdoma y preguntan por Felipe, probablemente nadie les dará las indicaciones para llegar a nuestro padre. Prueben mejor a preguntar por Ipón, el de Juanita.

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“Si ustedes van a La Perdoma y preguntan por Felipe, probablemente nadie les dará las indicaciones para llegar a nuestro padre. Prueben mejor a preguntar por Ipón, el de Juanita. ¿Ipón? Efectivamente. Y todos les llevarán a Ipón, que así era como lo llamaba su abuela y así fue como se quedó, de tal manera que, cuando a cualquiera de sus hijos nos preguntaban en el colegio por su nombre, respondíamos con total naturalidad: Ipón, convencidos de que aquel era su nombre verdadero, y que el de Felipe era tan solo una ficción.”

Marta Garo

Mercedes García Rodríguez

Tras años dedicados a la moda, un viaje por América despertó su conexión con su tierra natal y decidió aprender de su padre sobre agricultura sostenible y viticultura.

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Después de dedicar casi toda mi vida al patronaje y la moda, un viaje por Centroamérica y Sudamérica, trabajando en fincas ecológicas, hizo que al regresar a la isla fuese más consciente del valle tan especial en el que nací.

Fue ahí que quise hacerme cargo de un trocito de tierra para aprender todo lo necesario e impreganarme de los conocimientos de mi padre.

Tras leer muchos libros sobre soberanía alimentaria, permacultura, biodinámica, método Jadam, etc., decidí empezar a experimentar y aplicar lo aprendido. Después de esto, y teniendo un manejo más o menos claro de una viticultura sostenible, llegó el querer elaborar vinos con el mismo propósito, vinos donde se respete y se ponga en valor la materia prima y todo lo que hay detrás de cada racimo de uva y, con esto, tratar de continuar un legado, no dejar perder la tradición del cordón trenzado (método de conducción de la vid en el valle de La Orotava) y el esfuerzo de nuestro padre.

Séfora García Rodríguez

Maestra de vocación y la menor de cinco hermanos, compaginó su trabajo docente con su vínculo con la tierra y las viñas compartiendo con sus hermanos un sueño común: crear la Bodega Finca Marañuela.

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1990, mi año. Un año que nos trajo el fin del sistema de segregación racial y la guerra Fría, el primer animal clonado, el boom económico del puntocom y el hechizo de Harry Potter.

Soy la más pequeña de cinco hermanos y aunque la diferencia de edad entre nosotros no dejó que compartiéramos las aventuras de la niñez, crecí enriqueciéndome de cada uno de ellos y compartiendo sobremesas de conversaciones absurdas para una niña en aquel entonces.

En el año 2015 me gradué en Magisterio de Educación Infantil y pronto tuve la suerte de trabajar, durante varios años, como maestra. Compaginé durante mucho tiempo mi profesión con mi pasión, cuidar y atender el negocio de mi madre. Una tienda familiar que a vista de la gente oferta diferentes productos para el desarrollo de nuestro día a día pero que para mí, es mucho más que eso. Es constancia, esfuerzo, recuerdos de la infancia, amor y familia.

Tiempo, poco. Pero aun así hacía malabares para ayudar a mi padre en un terreno agrícola donde predominaba la vid. Allí se paraban las horas y disfrutaba de las anécdotas e historias que él me contaba y además, me servían como terapia para sobrellevar las diferentes situaciones que se me iban presentando en el camino de la vida. Y aquí sigo, pero ahora junto con mis hermanos Felipe y Mercedes, además de nuestro padre, poniendo en marcha un pequeño proyecto común de bodega y que se ha convertido en Bodega Finca Marañuela.

Juan Felipe García Rodríguez

Tras desarrollar su carrera en el sector turístico, decidió reinventarse junto a sus hermanas y su padre, fundando la Bodega Finca Marañuela, dedicada a elaborar vinos naturales de cultivo orgánico.

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Nací en 1973. Me crie jugando a la pelota en calles de tierra por las que apenas pasaban coches.

Conocí la televisión en blanco y negro en un tiempo en el que existía un único canal, y en la que una simple bicicleta era un producto de lujo.

Una época en la que apenas había ordenadores, una época en la que no había Internet, ni teléfonos móviles. Sobreviví a la EGB y a sus maestros de coscorrón y bofetón, a los camiones cargados de hojas de tabaco camino del secadero que había cerca de mi casa, a los que perseguíamos a la carrera para robar algunas hojas aún verdes, y que tan celosamente guardábamos como si del mayor de los tesoros se tratase.

Sobreviví a los carros de rodillos sobre los que nos lanzábamos, inconscientes y sin miedo, por las inclinadas cuestas de mi barrio. Sobreviví a los tirachinas, a los coches de cinco plazas en los que viajábamos ocho o más ocupantes sin cinturón de seguridad alguno, a las motocicletas en las que nos desplazábamos hasta tres personas sin casco.

Me diplomé en Turismo por la UNED. Desarrollé mi carrera en el sector hotelero durante doce años, donde fui víctima de la quiebra de la Nueva Rumasa de José María Ruíz Mateos. Di el salto entonces al sector de agencias de viajes, trabajando varios años en agencias minoristas y mayoristas, además de algún que otro touroperador, hasta que una doble trombosis, en un principio, y el coronavirus, posteriormente, pusieron freno a mi carrera profesional en el sector turístico. Fue así que allá por el mes de febrero de 2021, junto con mis hermanas Mercedes y Séfora, además de nuestro padre, decidimos poner en marcha un pequeño proyecto común de bodega basado en la producción de vinos 100% naturales, elaborados con uvas procedentes de nuestra finca cultivadas de manera totalmente orgánica, dando lugar, de esta forma, a lo que sería el germen de lo que se ha convertido en Bodega Finca Marañuela. De este modo, partiendo de la base de las prácticas de viticultura regenerativa llevadas a cabo por nuestro padre durante años, y con sus enseñanzas, es en el mismo año 2021 cuando decidimos dar un paso adelante y empezar a producir entre los 3 hermanos nuestros propios caldos naturales.

Valle de la Orotava

Denominación de Origen

La Denominación de Origen “Valle de La Orotava” se sitúa en el norte de la isla de Tenerife extendiéndose desde la costa a las faldas del Teide, en viñedos centenarios plantados a pie franco en un sistema de conducción único en el mundo, el Cordón Trenzado.
Comprende los municipios de La Orotava, Los Realejos y Puerto de la Cruz.

Certificado Ecológico Europeo

Agricultura Ecológica

La Euro Hoja nace como sello de identificación de prácticas de agricultura sostenible en la Unión Europea, a raíz de la Política Agrícola Común (PAC) en la que gobiernos de diferentes países se comprometen a cumplir con una serie de objetivos. Entre ellos, la inclusión de comunidades rurales en la sociedad para el desempeño de actividades económicas, la protección de recursos naturales y mejora de la biodiversidad en el territorio europeo, así como ayudar en la innovación de la agricultura y de las zonas rurales.

Asociación de Viticultura Regenerativa

Agricultura Regenerativa

Somos los primeros elaboradores de las Islas Canarias en formar parte de la Asociación de Viticultura Regenerativa.

La Asociación de Viticultura Regenerativa se crea en 2021 para impulsar un cambio de paradigma en la gestión de los viñedos en todo el mundo, basado en el ciclo del carbono para regenerar los suelos, frenar la erosión, fomentar la biodiversidad y luchar contra el cambio climático. La Asociación de Viticultura Regenerativa es el punto de encuentro para todos aquellos viticultores, agricultores, bodegueros, formadores, investigadores o empresas con un interés genuino en el manejo holístico y la agricultura regenerativa.

Slow Food FArm

Slow Food
El 30 de marzo de 2025, Finca Marañuela se convierte en la primera, y hasta ahora única, Slow Food Farm de Canarias.
Además, forma parte de la primera comunidad Slow Food nacida en estas islas, Slow Food Comunidad CANBIO (Canarias Biodiversa), constituida a comienzos de septiembre de 2025.
Slow Food es un movimiento global como respuesta al avance de la comida rápida y la pérdida de tradiciones agrícolas y gastronómicas. Defiende una forma de producir y consumir alimentos que sean “Buenos, limpios y justos”.

Cittaslow Supporter

Valores ‘slow’

La Villa de La Orotava otorga esta distinción a empresas, autónomos o asociaciones que trabajan y defienden valores ‘slow’ como el turismo sostenible, la economía circular, la conservación del patrimonio cultural, los productos de la tierra, las acciones ecológicas… y todo lo que se dirige a mejorar la calidad de vida de los villeros y los visitantes, para que convivan en perfecta armonía.

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Pasión por el Vino Natural

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