El arte del cordón trenzado

Se calcula que existen más de 7,1 millones de hectáreas de viñedo. De todas ellas, solo unas 90 hectáreas, el 0,0013 % del total mundial, se cultivan siguiendo un método de conducción único en el mundo: el cordón trenzado, una tradición que sobrevive exclusivamente en el Valle de La Orotava, en el norte de Tenerife.

EL Cordón trenzado

Símbolo de identidad

Este sistema ancestral entrelaza los sarmientos de la vid formando largas trenzas que pueden alcanzar hasta 15 metros de longitud, elevadas apenas 60–80 cm del suelo y sostenidas por pequeñas horquetas, antiguamente de madera de laurisilva y hoy, a menudo, de hierro. Se cree que su origen está ligado a la introducción de la variedad Malvasía a finales del siglo XV, una uva que requería podas largas para ser productiva.

También influyó la orografía del Valle, con su mosaico de huertas, terrazas y pendientes: trenzar la vid permitía aprovechar al máximo el terreno y, tras la vendimia, retirar los cordones para sembrar cereales u otros cultivos durante el reposo invernal.
A diferencia de los sistemas modernos apoyados en alambres, el cordón trenzado es un método completamente manual, casi artesanal. No admite mecanización: exige atención, destreza y una relación íntima con la planta. Cada invierno el viticultor desenreda y vuelve a trenzar la vid, rejuveneciendo cepas que en muchos casos superan los cincuenta o cien años de edad. Este gesto paciente transforma el viñedo en una obra viva, donde la agricultura se funde con la estética y la memoria.

Hoy, más del 80 % de las viñas del Valle de La Orotava mantienen este sistema de conducción tradicional, símbolo de identidad local y pieza esencial del paisaje cultural de Tenerife.

Canarias, un viñedo irrepetible

Singularidades que lo hacen único

  1. Superficie mínima, diversidad varietal inmensa.
    En todo el archipiélago se cultivan apenas 6.757 hectáreas de viñedo, una extensión diminuta frente al total mundial, pero de una diversidad genética sin precedentes. Los estudios del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA) han identificado alrededor de 135 variedades tradicionales, de las cuales más de 40 son exclusivas de las islas, inexistentes en cualquier otro lugar del mundo.
  2. Listán Negro: una rareza global.
    Destaca entre todas ellas la variedad Listán Negro, que, con unas 1.700 hectáreas cultivadas, es la variedad predominante en Canarias. Representa apenas el 0,024 % del viñedo mundial, lo que la convierte en una joya estadísticamente invisible pero culturalmente inmensa. Nacida de un cruce natural en las islas entre una variedad blanca como el Listán Blanco y otra tinta como la Negramoll, encarna la personalidad atlántica, volcánica y resistente del archipiélago canario.
  3. Viñas libres de filoxera
    Menos del 1 % del viñedo mundial permanece libre de filoxera, la plaga que devastó las vides en Europa en el siglo XIX. Canarias forma parte de ese pequeño grupo. Aquí las cepas crecen sobre pie franco original, sin injertos, conservando la genética pura de sus variedades. Por eso los vinos canarios son, literalmente, un eco de los viñedos antiguos del Viejo Continente.

En Finca Marañuela, el cordón trenzado no es solo una técnica: es una forma de pensamiento y de paisaje.

Cada trenza representa una unión entre pasado y futuro, una lección de paciencia y respeto. En ella se entrelazan la historia de un valle, la sabiduría de quienes lo trabajaron y la belleza silenciosa de una agricultura que sigue mirando al cielo con los pies hundidos en la tierra volcánica.

¿Tienes alguna pregunta?

Pasión por el Vino Natural

Contáctanos y descubre todo lo que Finca Marañuela tiene para ofrecer.